Este año, tal y como se preveía, la cosecha ha sido muy baja. Uno de los principales motivos ha sido la falta de lluvias entre febrero y abril. La producción media se ha situado en torno a los 1000kg por hectárea (este año, la cebada ha sido más productiva que el trigo). Por otro lado, las precipitaciones de finales de mayo y principios de junio favorecieron la aparición de gran calidad de hierbas (tanto reniva como adventicias), comportando un aumento de la humedad que también dificultó la cosecha en muchos campos.
En cuanto a los trigos antiguos, hemos observado que Florence Aurora ha aguantado mejor el calor y ha tenido una producción más elevada que el trigo Khorasan o la espelta, donde la producción ha sido muy baja. En leguminosas, la producción también ha sido corta; se ha quedado entre 400 y 500kg por hectárea. Esto ha sido así por el pequeño tamaño de las plantas, que no crecieron por falta de agua. En cambio, durante el período de floración, sí se dispuso de agua suficiente para poder desarrollarse y llenarse. Esto se convirtió también en un problema a la hora de recolectar, por la dificultad de recoger los granos que más bajos estaban de la planta. También supuso una dificultad añadida la alta cantidad de malas hierbas presentes en los campos.
Concluimos, pues, que éste ha sido un año de baja producción en el que, además, se ha dispuesto de poca paja, lo que ha supuesto un aumento de su coste hasta niveles nunca alcanzados.